Todos hemos pensado alguna vez viendo películas de zombis que los protagonistas son imbéciles. Y lo mas probable es que así sea. Cuando por primera vez se acerca un tambaleante zombi a nuestros amigos los protas, éstos no dudan en acercarse a "ayudar al pobre borracho" como los buenos samaritanos que son, mientras les gritamos que corran de una jodida vez. Nunca falta el listillo que dice a media película «¡Menudo estúpido! Si yo fuese él los dejaría a todos atrás y que se jodan».
Pero esa es la herramienta que usan las pelis de terror para darnos más miedito: que los protagonistas cometan locuras cuando sus vidas peligran. Es normal que por ello pensemos que ante una hecatombe de características bíblicas como es un apocalipsis zombi, creamos que somos los más capacitados para la supervivencia de la humanidad. Falso, falso y falso. Esa es la primera prueba de que seré yo quien te meta una bala en la cabeza porque serás el primero en convertirte en un tambaleante muerto viviente. Contra los zombis el ego no puede hacer nada. Da igual que creas que eres el mejor en lo que haces. Tienes que demostrar que ERES el mejor en esa situación. Las leyes naturales se invierten cuando un maldito cadáver comedor de cerebros persigue tu cabeza para hacerse un sabroso tentempié nocturno.
Pero por suerte para ti voy a compartir mi sabiduría y mis conocimientos recopilados a lo largo de meses de incesante paranoia por el bien de la supervivencia humana, contigo, inepto mortal. Una manera imprescindible de poder sobrevivir a un ataque zombie es estar SIEMPRE preparado para lo peor.
Pero esa es la herramienta que usan las pelis de terror para darnos más miedito: que los protagonistas cometan locuras cuando sus vidas peligran. Es normal que por ello pensemos que ante una hecatombe de características bíblicas como es un apocalipsis zombi, creamos que somos los más capacitados para la supervivencia de la humanidad. Falso, falso y falso. Esa es la primera prueba de que seré yo quien te meta una bala en la cabeza porque serás el primero en convertirte en un tambaleante muerto viviente. Contra los zombis el ego no puede hacer nada. Da igual que creas que eres el mejor en lo que haces. Tienes que demostrar que ERES el mejor en esa situación. Las leyes naturales se invierten cuando un maldito cadáver comedor de cerebros persigue tu cabeza para hacerse un sabroso tentempié nocturno.
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